🧠🎾 ¿Jugamos? La importancia (real) del juego — por un perro implicado

Hola, humano.
Soy yo otra vez. Tu perro implicado. Hoy vengo a hablarte de algo muy serio (y no, no es sobre si me vas a dar esa última lonchita de pavo).
Quiero hablarte de jugar. Porque el juego no es un premio, ni un pasatiempo. Es algo que necesito para estar bien. De verdad.

🎯 El juego no es un extra. Es una necesidad.

Jugar no es solo “quemar energía”. Es expresar lo que soy, aprender, vincularme contigo y desarrollar habilidades físicas y mentales.
Cuando jugamos bien, soy más feliz. Más estable. Más perro.

Pero… cuando jugamos mal, o siempre de la misma forma, algo dentro de mí se desajusta.
Así que déjame contarte cómo funciona esto de verdad.

⚠️ No todo lo que parece divertido, lo es.

Ya lo sabes. Hablemos de la pelota.

Ese “tirar y traer” constante puede parecer inocente, pero en realidad:

  • Dispara mis niveles de cortisol (la hormona del estrés).

  • Me vuelve más obsesivo y ansioso.

  • Puede causarme lesiones físicas si freno en seco, salto mal o me choco.

  • Me deja alterado, no relajado.

Repetir una y otra vez un mismo patrón no es juego. Es una adicción con apariencia de diversión.
Y lo peor: cuanto más me activas así, más lo pido… pero menos me regula.

💡 El buen juego es variado, compartido y con reglas claras

Jugar no significa soltarme una pelota y olvidarte de mí.

Jugar de verdad significa:

  • Que tú estés conmigo.

  • Que ambos sepamos cuándo empieza y cuándo termina el juego.

  • Que me ayudes a bajar revoluciones si me excito demasiado.

  • Que respetes mis señales si me canso o me saturo.

  • Que incluyas variedad: olfato, habilidades, juegos de tirar de un mordedor contigo, búsqueda de premios, escondites, juegos de pausa y autocontrol…

El buen juego no me agota. Me equilibra. Me construye. Me conecta contigo.

🧠 Ejemplos de juegos sanos

  • Tirar de un mordedor contigo (siempre con normas y pausas).

  • Buscar premios escondidos en casa o en el campo.

  • Juegos de olfato con toallas, cajas, esterillas…

  • Aprender trucos o habilidades nuevas con calma y refuerzo positivo.

  • Jugar a cambiar de objetos por premios, para trabajar la gestión emocional.

  • Juegos de pausa: sí, ¡descansar también es parte del juego!

🐾 Jugamos para unirnos, no para “ganar”

Jugar no es ver quién corre más, o quién lanza más lejos.
Jugar es un idioma compartido. Es comunicación, vínculo, conexión.

Y en un buen juego:

  • No hay castigos si me equivoco.

  • No hay exigencia.

  • No hay prisa.

Hay presencia. Hay alegría. Hay respeto.

🤓 Beneficios también para ti, humano

Jugar conmigo (bien) te ayuda a:

  • Reducir tu estrés.

  • Estar más presente.

  • Fortalecer el vínculo conmigo.

  • Desarrollar tu empatía.

  • Conocer mejor mis emociones y necesidades.

Y lo mejor: te obliga a desconectar del móvil y conectar conmigo. Que tampoco está mal, ¿no?


🛑 ¿Y qué pasa si el juego se descontrola?

Hay señales de alarma:

  • Si te exijo jugar de forma insistente.

  • Si me activo solo con ver una pelota.

  • Si no sé parar o relajarme después.

  • Si te ignoro o me altero si no me das lo que quiero.

En esos casos… necesitamos ayuda profesional.
Porque el juego, cuando se desordena, puede ser un problema más que una solución.


Así que ya lo sabes, humano.
No se trata de cansarme. Se trata de compartir.

Y no se trata de hacerme correr, sino de hacerme feliz.

¿Jugamos… bien?

🐶
Un perro implicado