Por Un Perro Implicado – “yo solo quería un palo…”

Mira… los humanos habláis mucho de líderes. Que si este es bueno, que si aquel es malo, que si necesitamos mejores… Estáis todo el rato con lo del liderazgo. Pero se os olvida algo: un líder de verdad es alguien al que uno elige seguir, no alguien que impone.

Y claro, cuando entráis en nuestro mundo —el mundo perruno— venís con esas ideas: que si hay que ser el líder de la manada, que si hay que mandar, que si el perro tiene que obedecer. Pero, desde donde yo lo veo (y créeme, tengo buen olfato), esto no va de mandar. Va de estar. De acompañar. De ser el mejor compañero de vida posible.

No necesitamos jefes. Necesitamos humanos que nos escuchen, que se tomen un momento para entendernos. Que nos apoyen con amabilidad, con constancia, y que nos den herramientas para entender este mundo que, sinceramente, a veces es un lío para nosotros.

Lo que necesitamos es educación, sí… pero no solo para “sentarnos” o “dar la pata”. Eso lo hacemos por vosotros, porque os ponéis contentos. Pero eso no es educar.
Educar es ayudarnos a equivocarnos en un entorno seguro, para que aprendamos, para que sepamos decidir por nosotros mismos cuando la vida se pone difícil.

Aún así, seguimos escuchando cosas como “tú mandas”, “el perro obedece”, “hay que dominar”. Frases viejas, que ya estaban pasadas cuando aún era un cachorro. Y que aún suenen hoy… sinceramente, me deja el rabo torcido. Porque si seguimos repitiendo eso, es que no aprendemos. Es que seguimos intentando estar por encima de todo y de todos, incluso de nosotros, los perros. Como si no tuviéramos voz, ni derecho a elegir.

Pero, ¿sabes qué? Nosotros sí que sabemos ver cuándo alguien vale la pena. No seguimos a quien nos obliga. Seguimos a quien nos inspira confianza.

Así que, si queréis hacer las cosas bien, si queréis un mundo mejor, empecemos por ahí: por educarnos en la empatía. Porque una sociedad que no aprende de sus errores, está condenada a repetirlos. Pero una que elige entender, acompañar y respetar… puede ser maravillosa.

Y eso también empieza con nosotros.

Cada día veo en la tele o en el móvil a gente que dice saber lo que necesitamos. Gente que asegura que es fácil, que con cuatro trucos lo tienes hecho. Pero desde este lado de la correa, te digo: no es tan sencillo.

No es fácil saber lo que queremos si no te tomas el tiempo de conocernos. No es fácil darnos justo lo que necesitamos en cada momento. Y, francamente, no tienes por qué acertar siempre. Lo que importa es que lo intentes, con paciencia, con ternura… como lo harías con cualquier ser querido.

Esto es una relación de verdad, con sus días buenos y sus días de morder la chancla. Requiere escucha, adaptación, y sí, también límites. Pero puestos con amor, no con gritos.

Por eso, si alguna vez vas a buscar ayuda, busca a alguien que sepa adaptarse. Que no te venda humo. Que no quiera encajar a todos los perros en la misma caja. Busca a alguien que te escuche, que te entienda, y que os acompañe —a ti y a mí— a construir algo mejor.

Y cuando dudes… no pienses tanto en mandar.
Piensa en acompañar.
Piensa en comprender.
Y entonces, lo demás, vendrá solo.

 

Un Perro Implicado
Yo solo quería un palo… y terminé escribiendo esto.